jueves, 7 de enero de 2010
Aclaración:
La carta de abajo la escribí el mismo 31 de Enero, allá en Queretaro. La escribí en papel, ya que se me había ocurrido necesario despedirme del año saliente.
¡Adiós 2009!
¡Adiós 2009! Un año más ha pasado... efímero ciclo de 12 meses.
¿Porqué pasas inclemente?
Tú que iniciaste triste y arrebatador, tú, lleno de nuevas experiencias, eres a quien dirijo esta carta. ¡ A tí recuerdo de nuestra finitud y su medición!
...Gracias por lo que trajiste: ese verano de ensueño, un amor pasajero, por mi humor cambiante, por los triunfos y por dejarme estar con mi familia y amigos.
Antes de verte partir te pido una cosa, que devuelvasme el enero marchito, el triste enero de mi vida: una despedida forzada.
Se que es inecesario e inútil reprocharte el no haberte detenido a nuestras penas, ya que nunca ha sido menester del tiempo ser amable o cruel con los sentimientos, por eso me callo y te digo adiós.
Sigue adelante, azaroso como siempre sin emitir juicios. ¡Adiós 2009! Te despido con melancolía, alegría y expectación.
Pero antes de terminar, dejo esta pregunta al papel -para evitar que el viento se lleve mis palabras y para que perduren un poco más afuera de mi ser:
¿Cómo despedirse sin querer hacerlo?
...Ojalá que el tiempo nos enseñe...
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