¡Adiós 2009! Un año más ha pasado... efímero ciclo de 12 meses.
¿Porqué pasas inclemente?
Tú que iniciaste triste y arrebatador, tú, lleno de nuevas experiencias, eres a quien dirijo esta carta. ¡ A tí recuerdo de nuestra finitud y su medición!
...Gracias por lo que trajiste: ese verano de ensueño, un amor pasajero, por mi humor cambiante, por los triunfos y por dejarme estar con mi familia y amigos.
Antes de verte partir te pido una cosa, que devuelvasme el enero marchito, el triste enero de mi vida: una despedida forzada.
Se que es inecesario e inútil reprocharte el no haberte detenido a nuestras penas, ya que nunca ha sido menester del tiempo ser amable o cruel con los sentimientos, por eso me callo y te digo adiós.
Sigue adelante, azaroso como siempre sin emitir juicios. ¡Adiós 2009! Te despido con melancolía, alegría y expectación.
Pero antes de terminar, dejo esta pregunta al papel -para evitar que el viento se lleve mis palabras y para que perduren un poco más afuera de mi ser:
¿Cómo despedirse sin querer hacerlo?
...Ojalá que el tiempo nos enseñe...
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