miércoles, 29 de abril de 2015

Patrick Miller


Abrir y cerrar los ojos
las luces se quedan, 
          cambian poco.
La música no parece acabar 
forma un continuo.

Andrés baila, alza el brazo:
uno, el otro, ambos. 
Cerrando los ojos,
llega a dar vueltas. 
           Él sí se desconecta.
Gira, la música empieza, 
perfecta, casi dictada por él. 
Empieza sin empezar,
           siempre ha estado ahí.

Me toca desconectarme.
Pensamientos epifánicos de lo que sucede:
           abro la boca sorprendido.
Estoy estático, 
me doy cuenta de mis músculos tensos.
Comienzo a bailar
poco a poco,
sin naturalidad ni agilidad: 
sigo sorprendido.

Vuelvo a conectarme.
Me gusta conectarme 
y desconectarme: reconectarme,
reinventar la conexión
y su sentimiento.
           El feeling de uno, todos, 
él, ella, Andrés y mío.

En otro momento
Andrés alzó los brazos, y pude verlo
           claramente.
Nadie pareció percatarse,
           apenas y yo lo hice.
Me sonreí, era mi secreto,
mi pequeña epifanía,
mis músculos tensos.



la noche navegable

Blancos, los búfalos, corren en estampida hacia el sur. Vienen como marejadas, primero unos, luego otros; tambores anunciando algo próximo, o quizá marcando un ritmo, un segundo, un momento: son péndulos superficiales viajando al sur.

Me pregunto, de aquí a Los Ángeles cuantas hordas deben pasar. Seguro muchas más de las que mi paciencia y concentración me permitirían contar. Seguiré leyendo.

La tierra ya parece más árida, color canela, como de cancha de fucho, de esas que uno encuentra en pueblos, parques y en el autódromo “Hermanos Rodríguez”. No del color de las canchas del Roland Garros, no. Esas están allá, lejos, distantes de la vorágine y de las cactáceas. Sigo leyendo. 


11:45 El mar lo cubre todo: las marismas, nuestros pies, mi bota izquierda y las canchas de fucho. Justo a tiempo, La Noche Navegable se me acabó. 

Ladillas

De 20 a 30 huevos
            viviendo de 25 a 30 días.
En cuanto al macho,
no hay información,
sólo que se mueren también con el champú.

Miniaturas,
muchos bebés 
de sexo desconocido

  Quizá un Balaganzao,
el único de hecho.