Por mí pueden quedarse con sus grandes fotografías sobre el puente custodiado por leones negros, con el Ángel dándole la espalda al castillo (así como a ustedes).
Quédense con sus fotografías de viejitos bailando o haciendo actividades varias, de familias en picnic, de elefantes en jaulas, de parques rescatados y de paseos ciclistas. Se las regalo (como si importara), tengan su ciudad a medias. Corrijo:
“Al público nacional se las regalo, y al extranjero le acepto dólares”
Siéntanse herederos de esto. Incluso herederos de la suavicrema -que cara nos salió. No se preocupen, y mejor consúmanla como suelen hacerlo, así como el fuego, que abrasa abraza todo lo que se le de, así, sin pensarlo.
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