sábado, 11 de septiembre de 2010

A la mera hora si quiero pozole

....¿Puedo cambiar de opinión y mejor preferir ir por un pozole?.... Anécdota del Viernes 3 de Septiembre
Un viernes más llegó y con él todo lo que implica: fiestas, relajación, enfermedad. Ese día había sido maravilloso en demasía (me la paso tan bien con mis compañeros de la Facultad), platicas de física, álgebra, tareas, etc. Para mi sorpresa tenía algo que hacer ese viernes -algo bastante especial puesto que era el cumpleaños de mi amiga Paty-; lo malo: mi horario, este me impediría llegar a la hora de inicio.
Platicando con mis compañeros de mafufada y media, dicese Raquel alias "La Darla", El doble K, faldas de redes, faldas escocesas, antros gay -eso estuvo muy cagado-, tarea de cálculo, etc., Marco dijo que si ibamos por un pozole, a lo cual tuve que negarme, era el cumpleaños de mi amiga y no podía llegar tarde.

Como siempre mi ser, amante de los formalismos, del orden, y la cuadratura, me exigía salir corriendo en cuanto el de geometría diera por terminada la clase; y así lo hice. Me apuré de verdad -una hora tarde no era realmente malo o ¿si?-, me despedí de todos en un frenesí y con eso logré llegar casi a las 9 (una hora de retraso supuestamente). Pero he ahí la sorpresa, era el primero en llegar!!! ¿Qué acaso soy de las pocas personas que se toman en serio una citación? ¿Siempre débeme ocurrir algo así (aun no olvido que llegando a una fiesta -media hora más tarde de lo pactado- tuve que esperar una hora más a que los demás llegaran).
"Ya que" pensé.
Los demás llegaron unos minutos después.
Ya en el canta-bar me la pasé muy chevere, conocí a Lady Pasta, el alcohol trabajó en mí y me reí mucho con Memo y Rosa. Pero de pronto vino el desastre....la hora del pago. ¿Para que contar toda la tragedia? ¿Para que exhibir a las personas involucradas? Lo único importante es que el cumpleaños se tiñó de amargura. No me importó terminar pagando 200 pesos demás -los recuperé al fin y al cabo-, lo que me dolió fue la actitud de muchas personas, así como su cinismo. Imagínense un griterío de "Los jodidos de la UNAM terminaron pagando más que los niños de papi de las particulares" "Bola de jodidos" "Eso no se le hace a una amiga" "Es que tomaron de la botella y no pagaron ni un centavo" "Es que...Es que....Es que....." Casi hubo golpes.
Al momento de solucionar las cuentas (se solucionaron porque la mamá de Paty llegó a pagar lo que faltaba), decidí marcar a mi padre y decirle que si podía venir por mi -estaba levemente alterado por las actitudes vistas-, cuando de pronto casi se agarran a golpes: eso fue mi limite.
Llegando a casa el regaño no se hizo esperar y se me dijo que no me metiera en eso, que yo no era la Madre Teresa de Calcuta como para andar ayudando a los demás, que por baboso había perdido casi 500 pesos en una noche, etc.  Me solté  a llorar....yo di todo mi dinero no por el apuro de que no nos dejaran salir, sino para tratar de evitarle un mal momento a Paty -nadie debería pasar un cumpleaños así-; y salí regañado....el dinero puede ir y venir, pero ciertas memorias y experiencias como los cumpleaños se quedan para siempre con nosotros.
Salí bastante regañado, y pienso que talvez haber aceptado la invitación de ir por un pozole me hubiera resultado más placentera.

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