miércoles, 8 de junio de 2011

La Necesidad de Hacerse Nuevas Preguntas sobre la Relación Tecnocientífica de México con los Estados Unidos de América

La construcción de la ciencia es un proceso social muy complicado a nivel  mundial que no sólo involucra las fases de producción, sino también las de difusión. Actualmente los estudios sobre la ciencia y la tecnología, se encuentran poco desarrollados y, en general, sólo enfocados en los mecanismos de generación de conocimientos teóricos y experimentales. El problema de este enfoque yace en el supuesto principal que involucra: la idea de una ciencia moderna que, como producto terminado, se fundió sin mayores “distorsiones” a partir de un centro; y en la marginación del intercambio tecnocientífico horizontal Norte-Sur. En otras palabras, los procesos de difusión, así como los de adaptación, son puestos en segundo plano, dejando un hueco crítico en el entendimiento del desarrollo de la ciencia y de las relaciones internacionales.
El objetivo de este ensayo es estudiar la necesidad de hacerse nuevas preguntas sobre la relación tecnocientífica de México con los Estados Unidos de América, tratando de rescatar la importancia de los procesos de difusión y adaptación de la ciencia, y proponer un análisis más profundo sobre los fines geopolíticos de la expansión de la ciencia occidental. Los artículos La política interamericana de Roosevelt: George D. Birkhoff y la inclusión de America Latina en las redes matemáticas internacionales de Eduardo L. Ortiz y Lo que aún no sabemos del intercambio tecnocientífico entre Sur y Norte. Nortecentrismo, difusión científica y estudios sociales de la ciencia de Alexis de Greiff y Mauricio Nieto fueron usados como fuentes principales de información y como base de análisis.
En 1933 ante la inminente conflagración en Europa,  así como la consolidación del fascismo, el presidente norteamericano, Franklin D. Roosevelt, dio a conocer su nueva política conocida como de la buena vecindad, o del buen vecino. Con esto buscaba estrechar los lazos con los países latinoamericanos, buscar su apoyo en la posible guerra y conocer la situación económica, política y científica de los países. Desde entonces, la ciencia y la tecnología adquirieron un papel prominente como instrumentos de penetración ideológica y control político.
El presidente Roosevelt, impulsó programas de cooperación científica y tecnológica en diversos campos, en especial en el campo y en comunicaciones. Además, creó dos comités: el Interdepartamental Committee on Scientific and Cultural Cooperation y Office of the Coordinator of Inter-American Affairs, con el fin de coordinar sus esfuerzos, e incluyó visitas de científicos estadounidenses, y el otorgamiento de becas por parte de las fundaciones filantrópicas Guggenheim y Rockefeller. En el caso de  México, el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT por sus siglas en inglés) sería clave en la formación de profesionales y científicos mexicanos gracias a las becas, al igual que sería clave tanto la visita de Birkhoff como las relaciones de Shapley y de Henry Allen Moe con científicos mexicanos. Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos dejó de enfocarse en América Latina para ampliar sus programas a una escala global; la finalidad era la construcción de una hegemonía.
Durante la Guerra Fría, y con la necesidad de la URSS y de EE. UU. de aumentar su influencia, una serie de discursos políticos fueron creados para fundamentar los programas de apoyo técnico y científico, y el control y la vigilancia del desarrollo de otras naciones se convirtieron en prácticas de vital importancia. A partir de 1945, y sobretodo, con la estructuración de la ONU y sus agencias especializadas, se empezaron a dictar modelos económicos y políticos que los demás países debían de seguir para alcanzar el desarrollo. Además, es importante recalcar que con el establecimiento de modelos de desarrollo, al igual, que con el apoyo por parte de los países desarrollados sólo a ciertas áreas con los programas técnicos y científicos,  se buscó controlar y dirigir el crecimiento de los países en vías de desarrollo.
Aún cuando la ciencia en su momento respaldó y sustentó muchos programas a nivel mundial de desarrollo, estos fracasaron en su implementación. Su fracaso se debió fundamentalmente, a la poca o nula consideración de las circunstancias particulares de las naciones
Esta visión nortecentrista sigue presente y se refleja en que la mayoría de los trabajos y de las investigaciones sobre el intercambio tecnocientífico han sido realizados a partir de las experiencias y punto de vista de los países desarrollados, es decir, se refleja en la visión parcial de los procesos de difusión de la ciencia.  Falta el conocimiento de las reacciones y de los procesos de adaptación de los países en vías de desarrollo. ¿Cómo fueron recibidos los programas y los modelos de progreso? ¿Qué facilidades o dificultades encontraron? ¿Cuál fue su impacto momentáneo y final? 
México por su proximidad con EE. UU. ha sido uno de los países más influenciados por la política estadounidense; las relaciones económicas, científicas y políticas que existen entre ambos países  son amplias y vitales (sobretodo para México). De aquí la importancia de entender mejor la relación tecnocientífica y su evolución a través del tiempo. Además hace falta preguntarse y reflexionar sobre el fracaso del desarrollo en México, ya que: ¿Porqué se fracasó al implementar los programas de desarrollo? ¿Realmente es un fracaso? ¿Que relación tienen estos programas de desarrollo con la dependencia económica hacia EE. UU.? 
Primeramente, en cuanto  a las relaciones tecnocientíficas, se cree erróneamente que sólo los países del Norte han intervenido más en la construcción de la ciencia moderna, y que los países del Sur han sido agentes pasivos. México es una muestra de este error, ya que no solamente ha dado grandes científicos, sino que ha jugado un papel prominente en la expansión de la ciencia en América Latina. 
La revolución verde nos puede servir para ver que la implementación de técnicas y prácticas se enfrenta con obstáculos, ya sean políticos, sociales (costumbres y tradiciones), y técnicos (falta de desarrollo en infraestructuras). En México, la revolución verde se enfrentó con la organización ejidal y la falta de financiación del campo, ya que hay que recordar que los programas de agricultura extensiva propuestos por la ONU requerían de grandes extensiones de tierra y de una inversión fuerte en maquinaria, fertilizantes, etc; también, la ganadería se enfrentó a esta organización. Hace falta saber cual fue el impacto ambiental de los programas: la tala de bosques, la disminución de la biodiversidad, la erosión de suelos debido al monocultivo; y el impacto social: la reestructuración de las formas de producción, la emigración del campo, la dependencia económica por los fertilizantes y por el conocimiento de los expertos, el debate entre facciones políticas y agrupaciones de trabajadores por el mantenimiento del ejido, etc.
Algo interesante en México es el olvido de una forma de agricultura tradicional, la chinampa, que resultaba efectiva en ciertas zonas del centro y del sur del país; y que ahora está siendo rescatada como una forma endémica de conocimiento que responde mejor. La herbolaria tradicional es otro ejemplo de conocimiento endémico que frenó (y se podría decir que sigue frenando aunque en menor medida) la expansión de la medicina occidental, ya que se presenta como una alternativa efectiva para enfermedades y dolencias menores. Esta evolución y diferencia constante entre los programas recomendados por organismos internacionales con los programas realizados por el gobierno Mexicano y con las costumbres mexicanas,  son una marco de referencia para entender el rumbo que ha tomado el país, así como explicar la problemática actual. Deseo hacer notar que los conflictos entre los conocimientos endémicos y los propuestos por la ciencia occidental finalmente enriquecen intelectualmente a las sociedades y que en buena medida pueden ser entrelazados. Además, se necesita estudiar más a fondo las relaciones entre instituciones y científicos norteamericanos y mexicanos: cómo han moldeado el desarrollo científico de ambos países, y cuál ha sido su impacto en los planes educativos, al igual que en la formación de los institutos de investigación.
Las relaciones tecnocientíficas entre Norteamérica y México, y en general, del Norte con el Sur, es un campo muy fértil de investigación que además resultaría muy útil para la aplicación de programas futuros de cooperación internacional y reflexionar sobre el camino tomado. 
Los Estados Unidos, al igual que otras naciones del norte, ha usado en gran medida a la ciencia y al discurso del desarrollo como herramientas para lograr sus fines geopolíticos, y construir una hegemonía  mundial o local. Pero realmente: ¿Qué es el desarrollo? Sólo podemos decir que el concepto de desarrollo ha sido impuesto, por unas pocas naciones, estratégicamente para controlar a las demás regiones; e inclusive: ¿Quién nos asegura que nuestro modelo de desarrollo sólo trae cambios positivos o es el correcto?  Gilbert Rist, profesor Suizo, escribió sobre el desarrollo y lo definió de la siguiente manera:
El desarrollo es una certidumbre colectiva, una verdad dogmática que no es debatible, y en consecuencia, una fuerza coercitiva.
Necesitamos reflexionar: los modelos de desarrollo que no toman en cuenta las condiciones de los países están destinadas al fracaso, otras formas de conocimiento necesitan ser incorporadas a la ciencia moderna, conceptos como el progreso, el desarrollo y el fracaso  deben de dejar de ser tratadas como ideas fijas y naturales, y empezar a ser vistas como ideas pactadas que evolucionan con el tiempo.

Ensayo (segundo final de Historia)

Este ensayo tiene como fin encontrar en qué se relacionan los artículos: La política interamericana de Roosevelt: George D. Birkhoff y la inclusión de America Latina en las redes matemáticas internacionales de Eduardo L. Ortiz, y Lo que aún no sabemos del intercambio tecnocientífico entre Sur y Norte. Nortecentrismo, difusión científica y estudios sociales de la ciencia de Alexis de Greiff y Mauricio Nieto.  Primero se analizará la situación actual de los estudios sociales de la ciencia  y  la necesidad de ampliar el estudio de las relaciones Norte-Sur, usando principalmente el ensayo de Alexis de Greiff y Mauricio Nieto, para luego estudiar un caso específico del intercambio tecnocientífico entre Estados Unidos de América y América Latina, utilizando el artículo de Ortiz. 
En el campo de los estudios sociales de la ciencia, como menciona el ensayo de Greiff y Nieto, existen muy pocas investigaciones que traten sobre las relaciones, científicas y tecnológicas, asimétricas entre Sur y Norte, y sobre los procesos de occidentalización de la ciencia, es decir, sobre los mecanismos de difusión de la ciencia occidental. 
Se ha marginado el estudio de la difusión de la ciencia dándole prioridad al estudio de su producción intelectual y experimental, lo que representa un espacio sin cubrir, en el entendimiento de la ciencia como práctica política y social; considerando que “La expansión de la ciencia occidental no puede ser explicada en términos epistemológicos o por el rigor de sus métodos; por el contrario, su estatus es consecuencia de su expansión”. Además, se ha supuesto que “la ciencia moderna es un producto terminado que se funde sin mayores distorsiones a partir de un centro”(centros como Europa, EE. UU.). 
Para poder entender la evolución de la ciencia moderna es necesario dejar atrás estos supuestos, ya que sí hubo y hay procesos de asimilación que son la contraparte de los procesos de difusión. En cuanto al intercambio tecnocientífico entre Norte y Sur, los estudios sociales han tratado en su mayoría a este intercambio como una relación unidireccional que va de Norte a Sur, encasillando el papel de las naciones del Sur en mera pasividad. Bien es cierto que la producción científica mayoritariamente es en el norte, pero sería un error considerar que en la ciencia sólo interviene su génesis. Esta visión nortecentrista se puede explicar como un producto histórico-social que relaciona mecanismos de expansión, dominación e institucionalización.
Antes de la Segunda Guerra Mundial, EE. UU.  comenzó a buscar la manera de expandir su influencia política, económica y cultural a otras partes del mundo; pero con el inicio de la guerra, su área de acción se vio fuertemente limitada, por lo que se centró en estrechar lazos con las naciones latinoamericanas, así como estar al tanto de sus sucesos políticos, económicos y científicos. La cooperación internacional en ciencia y tecnología sería una de las herramientas geopolíticas que usaría EE. UU.
El gobierno norteamericano se valió de varios mecanismos: las becas otorgadas por fundaciones filantrópicas como la Rockefeller y la Guggenheim, el apoyo económico y técnico en ciertas áreas (ya sea dado por el mismo gobierno o por alguna universidad), y las visitas de científicos estadounidenses.
En cuanto a las becas de las fundaciones Rockefeller y Guggenheim, estas le fueron útiles ya que sentaron las primeras conexiones entre investigadores, laboratorios y universidades, es decir, construyeron las bases para el intercambio tecnocientífico. Además, al decidir que  programas y áreas apoyar económicamente o técnicamente, empezó a impactar en la dirección del desarrollo científico y tecnológico de los países
Dos universidades que apoyaron programas de cooperación científica fueron: la Universidad de Harvard, encabezada por Harlow Shapley, que apoyó la creación de una cadena de observatorio s sudamericanos equipándolos (en retribución, los datos recolectados le serían enviados para el análisis); y el Instituto Tecnológico de Massachusetts, mejor conocido como MIT, que jugó un papel notable en la formación de los científicos mexicanos.
Una de las visitas más importantes fue la de David Birkhoff, realizada en el año de 1942 y que incluyó a México, Perú, Chile, Argentina, y Uruguay. Dicha visita tenía como objetivos: conocer el desarrollo de las matemáticas en esas naciones, y servir como propaganda del gobierno norteamericano.  La visita de Birkhoff no sólo fue crucial por cumplir con los objetivos antes mencionados,  sino, por ser un claro ejemplo de los procesos de difusión de la ciencia: Birkhoff presentó e impulsó el desarrollo de su teoría alterna a la relatividad, inició el interés latinoamericano en filosofía y lógica matemática, e intentó alentar y orientar el trabajo de investigadores latinoamericanos. Sin embargo, Birkhoff no fue recibido de la misma forma en todos los países, por ejemplo, en México no encontró tanto interés, mientras que en Perú sí; el buen recibimiento en Perú se debía en parte a que el rector de la Universidad de Lima, Godofredo García, consideraba a Birkhoff un contacto clave para poder emprender un viaje a EE. UU. y exponer sobre sus investigaciones. Los países de Latinoamérica a partir de la visita desarrollaron la teoría de Birkhoff (la cual no tuvo muchos seguidores a nivel mundial), los mexicanos Carlos Graef y Antonio Barajas se encargaron sobretodo de su desarrollo.  
Es importante mencionar que el proceso de inclusión de América Latina en la ciencia occidental tuvo sus orígenes antes de la Segunda Guerra Mundial, con los vínculos entre investigadores europeos y latinoamericanos. Este proceso creció con la inmigración de científicos europeos que huían del fascismo en Europa. 
El intercambio tecnocientífico estadounidense, impulsado por los programas de apoyo técnico  y económico, tuvo una finalidad geopolítica: controlar a América Latina y evitar la influencia alemana. Además, en los años siguientes entraría el discurso del desarrollo, con el cual intentaría dirigir el rumbo de los países del tercer mundo en muchos aspectos, pero en especial en el desarrollo tecnológico y científico. En pocas palabras, un discurso destinado a reafirmar el estatus de EE. UU. como autoridad política, económica y científica. Los procesos de asimilación no fueron uniformes como suele creerse o manejarse, muchos de ellos fueron procesos de resistencia que llevaron al fracaso programas estadounidenses y de la ONU.
Finalmente, durante la Guerra Fría, América Latina sufriría con mayor fuerza los embates de los programas geopolíticos, hechos que apoyan la postura de Greiff y Nieto: 

El conocimiento científico y la tecnología son inseparables del ejercicio de la autoridad, del control y de la dominación.

Ensayo: "El papel de Suiza en la internacionalización de la ciencia"

El fin de este ensayo es responder a las preguntas “¿Cuál fue el papel de Suiza en la internacionalización de la ciencia?” y “¿Cuál fue el uso que le dio a la neutralidad?” usando el artículo Coproduction of Neutral Science and Neutral State in Cold War Europe: Switzerland and International Scientific Cooperation, 1951-69 de Bruno J. Strasser cómo base de análisis. Primero se verá las condiciones de Suiza, y en general, de toda Europa después de la Segunda Guerra Mundial, así como de la ciencia europea. Luego se abordarán los proyectos internacionales científicos que Suiza emprendió, enfocándonos en el uso político que les dio con miras a reafirmar su neutralidad y la neutralidad de la ciencia.
Después de la Segunda Guerra Mundial, la situación económica era muy complicada por los daños causados por la guerra, por lo que la ciencia en el  viejo continente se vio paralizada, en especial en campos donde se requerían instalaciones e instrumentos de alto costo, que los países individualmente no podían sufragar. En lo político, con el fin de la guerra, Europa (y finalmente el mundo) se polarizó en dos grandes bloques: Oeste y Este
; ante  la polarización, los países neutrales surgieron cómo un tercer grupo minoritario, del cual Suiza era el mayor representante.  
La política neutral de Suiza fue muy criticada recién finalizada la Segunda Guerra Mundial, ya que se le veía cómo una política oportunista que le permitía mantener el intercambio económico durante las conflagraciones, y que propiciaba la falta de responsabilidad y participación internacional. En los años consecutivos Suiza apoyaría ciertos programas científicos, culturales y sociales para mejorar la imagen de la “neutralidad”, reafirmar su identidad nacional y posicionarse en el ámbito internacional. 
Primeramente, era necesario la construcción de una identidad nacional debido a la diversidad poblacional e idiomática de Suiza (muchas veces los habitantes de un cantón tenían más en común con el país vecino que con sus connacionales). Max Petitpierre, ministro de asuntos exteriores (1944-1961) y presidente de la Confederación Suiza (1950-1965), impulsaría la neutralidad y la solidaridad como características comunes de los habitantes suizos; para ello usó a la ciencia, basándose en su supuesta neutralidad, universalidad y objetividad. También impulsó políticas de solidaridad (como Cruz Roja) esperando combatir la idea del aislamiento presuntamente inducido por la neutralidad.
Suiza, aún siendo un país pequeño y de poca relevancia en el ámbito científico, buscó posicionarse en la política internacional, así como en ciencia y tecnología; Petitpierre sería clave, siendo el promotor de proyectos en tres distintas áreas de la ciencia: física de nuclear, CERN; investigación espacial, ESRO;  e investigación molecular, EMBL.
En 1949 se llevó a cabo la Conferencia Cultural Europea en Lausanne, Suiza,  en la cual se llegó a la resolución de que se iba a estudiar la creación de un “Centro Europeo de Investigación Atómica”. Petitpierre, siendo ministro de asuntos exteriores creyó pertinente que Suiza apoyara la creación de este centro; era una excelente oportunidad para posicionar a Suiza y que su política de neutralidad influyera   en la cooperación europea. La física atómica era el epítome de desarrollo justo al acabar la Segunda Guerra Mundial, el problema residía en su estrecha relación con las armas nucleares. Una pila nuclear podía tener aplicaciones bélicas, aplicaciones que iban en contra de la política Suiza, en cambio, un ciclotrón estaba mucho más relacionado con la medicina y con las investigaciones civiles, Suiza sólo tenía que asegurar que el programa se centrara sólo en proyectos de este estilo.
En 1953 se celebró en Ginebra una conferencia, en la que se pactó la creación del CERN. Suiza presionó por la necesidad de desmilitarización y despolitización de la ciencia para asegurar los objetivos del CERN, y propuso la ciudad de Ginebra como cede del nuevo laboratorio con ciertas condiciones: apertura a todas las naciones, incluyendo a los países del este, que las investigaciones fueran públicas, y que las investigaciones tuvieran fines civiles y puramente científicos. En pocas palabras, con estas condiciones aseguraba que el proyecto fuera afín a su política de neutralidad y solidaridad. Las condiciones suizas fueron muy bien aceptadas entre la sociedad científica, por lo que las apoyaron.  Finalmente, el CERN fue construido en Ginebra, reafirmando la neutralidad de Suiza y de la ciencia. 
Para la creación del ESRO (así como del ELDO), fueron necesarios dos eventos: el lanzamiento del Sputnik (1957), y la creación de la NASA (1958).  Era cuestión de tiempo para que Europa también iniciara sus investigaciones espaciales, así que Suiza tuvo que moverse rápidamente para evitar la intromisión de la OTAN y desempeñar un papel líder en la creación de un organismo internacional para la investigación espacial. Pero otra vez, las posibles aplicaciones bélicas (cohetes y lanzadores) podían comprometer la participación suiza. Suiza una vez más tenía que hallar la forma de participar en los proyectos internacionales sin dejar de ser congruente con su política de neutralidad. 
En 1962 son creados ESROy ELDO como resultado de las presiones de los países neutrales (Austria, Suiza, Suecia, entre otros) en separar la investigación espacial y asegurar una organización con fines completamente científicos y civiles. ESRO sería la organización relacionada con los satélites, identificados con un uso civil, a la cual pertenecieron la mayoría de los países, incluyendo a los neutrales; mientras que la ELDO sería la de los cohetes y lanzadores, y en la cual naciones como Suiza, Austria, Suecia, así como países pequeños, no participaban.
La creación del ESRO y la participación en él fueron utilizados al máximo para reafirmar la identidad nacional, ya que se le hizo una gran propaganda dentro de Suiza, además, en el desarrollo de satélites iban a ser necesarios instrumentos muy finos, instrumentos cuya producción necesitaría de la participación de la industria relojera suiza, una industria nacional.
En los campos de la biología molecular no se habían tenido ni proyectos ni discusiones importantes relacionados con la creación de un organismo internacional. Pero para Suiza de nuevo representaba una oportunidad para encabezar un proyecto de cooperación internacional en ciencia y para asegurar la despolitización de las investigaciones moleculares.  Lo interesante es que al presentar el proyecto, lo  hizo con condiciones distintas a las que había usado las veces anteriores: ahora se negaba a aceptar la participación de los países del este
A pesar de que la biología molecular desde los 60 había mostrado tener usos bélicos, sus usos no eran tan evidentes, por lo que Suiza se preocupó principalmente en asegurar que las investigaciones fueran abiertas y evitar la participación de la OTAN. El apoyo de los demás países no fue importante en comparación con la cooperación en los otros proyectos emprendidos, pero aún así Suiza consiguió la creación del EMBL.
En los tres proyectos (CERN, ESRO, EMBL) Suiza utilizó un concepto distinto de neutralidad, es decir, Suiza fue reinventando y adaptando la neutralidad según el contexto: al principio de la posguerra buscó no tener inclinación por los países del Este ni por los del Oeste, es más, se negó a participar en el Consejo Europeo; en cambio, más tarde, se inclinó por los países europeos del Oeste. Algo que siempre mantuvo constante en su identificación de lo neutral, es la política de apertura, la cual tuvo una fuerte influencia en los proyectos internacionales que apoyó Suiza.
La neutralidad Suiza a lo largo de la posguerra la define Strasser como: El equilibrio entre la necesidad de participar activamente en las relaciones internacionales y la abstención de todo tipo de alianza política. La política de neutralidad fue usada principalmente: para la construcción de una identidad nacional,  y la identificación de la ciencia con lo neutral y con la cooperación internacional (por la también invocada solidaridad).
Habrá que recordar que recordar que antes de la Segunda Guerra Mundial, la cooperación internacional y el intercambio científico se realizaba entre investigadores; y que es con el fin de la guerra que la institucionalización de la ciencia comienza a gestarse con la creación de organismos internacionales  como la ONU, y  la creación de las agencias especializadas (FAO, OMS, UNESCO, etc). Suiza al buscar su posicionamiento en la nueva política global y querer presentar su neutralidad, ya sea participando sólo en las agencias que consideraba apolíticas, o encabezando y apoyando proyectos internacionales de cooperación científica, le dio un gran impulso a la internacionalización de la ciencia: el CERN y el EMBL han ganado Premios Nobel, en especial el CERN es el laboratorio de altas energías más importante con la participación de países de otros continentes. Pero lo que fue clave en la internacionalización de la ciencia yacía en la identificación que Suiza hizo de lo neutral con lo abierto, que terminó traduciéndose a que la ciencia debía de ser abierta para todos y compartida.

jueves, 19 de mayo de 2011

Prometo cambiar

Hace tiempo que no publico nada, pero con lo apretado que ha estado este semestre no me esperaba menos.  La verdad ha sido un buen semestre, me he divertido bastante, conocido a gente increíble y vivido muchas cosas....... Ahora intentaré exprimir lo que me sofoca (no se por donde empezar)

Hoy me ofendiste, y no pareces consciente de ello.... aunque ¿Porqué habrías de darte cuenta si ni siquiera di señales de  molestia? Y lo peor de todo son las causas de mi enojo: viles celos mezclados con el hartazgo. Hartazgo hacia mi forma de ser.


"La mente domina sobre el cuerpo", es lo que me decía hace unos años, cuando ilusamente deseaba vivir una vida completamente intelectual y alejada de los placeres carnales, cuando una existencia como sacerdote o monje tibetano me hubiera encantado. En esa época empecé a reprimir mis sentimientos y emociones, tiñéndolos de gentil sobriedad. Así nació la persona que soy ahora: un joven bastante mustio y preocupadizo de las consecuencias de sus actos -no quiero dañar a nadie, y evito las confrontaciones a todo costo. Con esto no busco negar la existencia de mi temperamento, el cual es fuerte y explosivo a veces. 
En algún momento comencé a darle mucha importancia a lo que los demás pensaran sobre mí, digo, siempre había sido alguien sumiso sin queja alguna ante el acatamiento de reglas y estándares sociales, pero ahora soy incapaz de realizar acción (acciones relacionadas con sentimientos y emociones) alguna sin pensar antes lo que los demás podrían decir, pensar y sentir.
Y no sólo eso, desde quinto de preparatoria disimulo falta de conocimiento y de habilidad para no parecer presuntuoso (en el pasado tuve muchos problemas y pleitos por ser "presumido"), además al momento de opinar ablando mi postura con sutiles frases repetitivas: "no estoy seguro...", "no sé mucho al respecto.-.", "quien sabe, pero...", "creo que... pero no sé, la verdad", etc...
Quiero creer que me conformo con saber lo que soy y lo que puedo alcanzar... pero alguien (alguien horrible por cierto) alguna vez dijo que una mentira repetida mil veces se convierte en verdad. El teatro se ha entremezclado con la realidad y ahora desconfío de mis habilidades cuando otros están presentes; dudo y prefiero mantenerme al margen.  Mi indecisión ha ido en aumento, no se que escoger para no quedar mal con nadie, ni con mi grupo, ni con tu grupo.
Sobre esto último, no he sido capaz de abrazar ambos mundos, muchos de ustedes buscan que me decida y me sumerja en uno por completo. Pero no lo voy a hacer, no quiero caer en estereotipos, ni permitiré más control sobre mis acciones.
¡Estoy harto de mi actitud, hastiado de mi prudencia! Pero ya basta de quejas y sentimientos melancólicos que la vida sigue, y uno con ella. Ahora prometo intentar ser más libre y espontaneo, a no dejarme intimidar por tus pensamientos, ni por los de nadie más. Que sea un nuevo inicio, pero no desde cero -el camino recorrido ha sido largo y bueno cómo para negarlo por completo....

Ni siquiera puedo escribir correctamente, estoy muy distraído. Será mejor que me ponga a leer. Terminaré de escribir y de ordenar mis ideas en otro momento.

"Dicen que el tiempo hace madurar, lo que considero erróneo, ya que sólo permite el cambio, sin importar cómo sea calificado, si como bueno o malo."

Puede que esté exagerando, puesto que soy bastante libre, pero lo importante es que no soy tan libre como quisiera ser.

P.D. ¿Qué si llegas a leerme? ¿Qué si te enteras, así como todo tu grupo?
"Flemático" :P

miércoles, 27 de abril de 2011

Ensayo de Historia (segundo examen parcial)


La finalidad de este ensayo es contestar la siguiente pregunta: ¿Qué papel jugaba la energía atómica en las políticas internacionales durante la época de la posguerra? Los artículos “An Effective Instrument of Peace”:Scientific Coorporation as an Instrument of U.S. Foregin Policy, de Clark A. Miller, y Atoms for Peace, Scientific Internationalism, and Scientific Intelligence, de John Krige, fueron usados como fuentes de información, así como base de análisis. 

Antes de la segunda guerra mundial, la ciencia comenzaba a ocupar un lugar importante en la sociedad, pero fue con el lanzamiento de las bombas atómicas en Hiroshima y Nagasaki que la ciencia pasó a ser central en la política; se enlazaron ciencia y tecnología con el desarrollo de un país, y en especial la energía atómica se presentó ante las naciones -al igual que ante las personas- como un signo de sumo poder y desarrollo.
Al terminar la segunda guerra mundial y hasta 1950, EE.UU. tuvo el monopolio de la bomba atómica, y en general, de la energía atómica; durante este lapso de tiempo, la cooperación internacional en ciencia y tecnología, relacionada con lo nuclear, estuvo marcada por el secretismo. La política estadounidense buscaba construir una hegemonía fundada en la supremacía tecnológica y militar, por lo que suspendió el intercambio vinculado con la energía atómica. Sin embargo,  para mantener su imagen como líder en desarrollo, así como estrechar lazos con otras naciones, apoyó el intercambio en los demás campos científicos, siempre dentro del ámbito de los aliados a Estados Unidos, fundamentalmente los países de Europa occidental. En 1950, la URSS hizo su primer prueba atómica, con lo que se acaba el monopolio estadounidense y se tiene un cambio 
en la política exterior de Estados Unidos. A partir de entonces, se apostaría a una cooperación en ciencia y tecnología en usos pacíficos y civiles de la energía atómica, pero manteniéndose en lo fundamental, la tecnología de punta en este campo de la ciencias, limitada según los patrones ideológicos de la Guerra Fría. 

La Energía Atómica en la política internacional fue importante por dos cosas: 1) en un primer momento, por ser un medio para construir y mantener una hegemonía político-militar, en el período del monopolio nuclear estadounidense y después como un balance de poder entre las superpotencias; 2)  por ser la promesa de desarrollo y prosperidad.  En la etapa postbélica conocida como la guerra fría, las naciones -sobretodo los países europeos, tanto del Oeste como del Este-, vieron en  la energía atómica soluciones a los problemas de suministro de energéticos, y en los radioisótopos la posibilidad de combatir enfermedades como el cáncer y de realizar investigaciones biológicas y químicas. Se buscaba el crecimiento económico al querer producir energía de forma más eficiente y sin tener que depender de los combustibles fósiles, de los cuales muchos países carecían. Parte de esta visión, yacía sobre el discurso de la ciencia como único camino al desarrollo, y en especial, sobre la identificación que se dio a la energía nuclear con los países desarrollados. Naciones cómo Reino Unido, Francia, Canadá, Brasil, y Sudáfrica -entre otros-, se interesaron en el desarrollo de los reactores nucleares y de los radioisótopos. Para la Unión Soviética y Estados Unidos, esto fue una gran oportunidad para reafirmar sus respectivas  alianzas y crear zonas de influencia, ya que ellos vendían la tecnología que los demás países eran incapaces de desarrollar por su propia cuenta. Átomos para la Paz 
tenía los objetivos de iniciar a los demás países en los usos pacíficos de la energía nuclear y de restaurar la confianza en la ciencia -confianza sacudida por los eventos en Hiroshima y Nagasaki. EE. UU. buscaba además ocupar (desviar) los recursos nucleares de las demás naciones en ramas civiles, y así mantener el control. 

La energía atómica fue esencial en la política de EE. UU. y de la URSS. Primeramente los alcances destructivos de  ésta habían infundido miedo al mundo, por lo que las armas nucleares eran una muestra de poder, y consolidaban la imagen de una potencia: una nación capaz de garantizar su seguridad, de velar por sus intereses y líder en desarrollo. 
En lo discursivo, la ciencia y la tecnología se volvieron sinónimos de desarrollo, y siendo la energía atómica monopolio de unos cuantos países (EE. UU., URSS, India, entre otros), ésta se convirtió en el símbolo de máximo progreso. En especial los Estados Unidos, y por consiguiente la ONU, manejaron un discurso que dividía al mundo en países desarrollados y países en vías de desarrollo; éstos últimos debían seguir el camino de los otros para alcanzar la prosperidad. 
Con esto se marcaría el nuevo escenario político: quienes serían los líderes y que camino (políticas) debían seguir los demás.
El desarrollo científico-técnico, y en particular la energía atómica fue un instrumento de política exterior de las potencias líderes en la Guerra Fría.

Un Ensayo Más (primer parcial de historia)

“¿Cómo cambió la forma de entender la cooperación internacional en ciencia y tecnología a partir de la experiencia del Interdepartamental Committee on Scientific and Cultural Cooperation en Latinoamérica?” El fin de este ensayo es contestar esta interrogante analizando el periodo comprendido entre 1938 y 1945, y contrastando la cooperación antes de la segunda guerra mundial con la cooperación después de la segunda guerra mundial. Usé el artículo “An Effective Instrument of Peace”:Scientific Coorporation as an Instrument of U.S. Foregin Policy de Clark A. Miller como base.

Antes de la segunda guerra mundial, la cooperación internacional en ciencia y tecnología era concebida como un simple mecanismo de intercambio intelectual y cultural entre individuos y organizaciones. Esto estaría a punto de cambiar con las crecientes tensiones políticas en Europa.
El presidente estadounidense, Franklin D. Roosevelt, decidió, con el fin de consolidar la estabilidad en América Latina, así como conseguir el apoyo de las naciones en caso de guerra, implementar su Política del Buen Vecino. Como parte de esta política, en 1938, creó el Interdepartamental Committee on Cooperation with the American Republicséste comité surgía con el objetivo de utilizar programas de apoyo económico y técnico (en áreas como agricultura, pesca, comunicación, educación, investigación, etc) para estrechar lo lazos con los países americanos.
Todo un discurso sobre  la cooperación entre las naciones americanas y de su objetivo común -la paz y la prosperidad- fue creado para ocultar el trasfondo: los programas de apoyo técnico fueron usados -con gran éxito- como herramientas políticas, Estados Unidos de América buscaba vigilar y mantener el control sobre América Latina. El comité tuvo un rol principal ya que era el encargado de dirigir  los programas de asistencia, y ante el éxito de sus programas empezó a adquirir importancia en la política exterior estadounidense. 
El ICSCC influyó primordialmente en la concepción del Internacionalismo Científico, a éste lo veía útil no por ser generador de buenas voluntades entre las naciones, sino más bien, por su habilidad en la confrontación práctica de problemas políticos. Ahora la cooperación internacional en ciencia y tecnología servía como medio para alcanzar metas geopolíticas más que para permitir el intercambio intelectual.
Pero aún harían falta dos eventos para consolidar los cambios en la concepción de la cooperación internacional en ciencia y tecnología. El primer evento fue el bombardeo a Pearl Harbor, que marcó la entrada de EE. UU. a la segunda guerra mundial, y convirtió la seguridad nacional en un punto clave. El segundo evento fue el fin de la guerra, que centró los esfuerzos norteamericanos en mantener su primacía en la política global, y que con el uso de las bombas atómicas en Japón, le dio un papel central a la ciencia.
El ICSCC logró utilizar la cooperación internacional para mantener la seguridad nacional, mostrando que podía traer beneficios económicos y fortaleció las relaciones, así como la imagen de EE. UU., con las naciones latinoamericanas. Como se convirtió en un ejemplo en la aplicación del discurso del Internacionalismo Científico como herramienta geopolítica, en 1944, el comité amplió su campo de acción, dejaba de enfocarse solamente en América, para también abarcar Europa, Asia y Oriente Medio.
El papel central que adquirió la ciencia a partir del uso de la bomba atómica, permitió que el internacionalismo científico llegara a ser importante en la política internacional. El ICSCC supo aprovecharlo para alcanzar dos fines: la seguridad nacional y la hegemonía norteamericana.  Además la nueva concepción de la cooperación internacional en ciencia y tecnología sirvió de base para las agencias especializadas de la ONU, ya que el ICSCC debido al éxito que había tenido en el uso de la “cooperación internacional” en América Latina, fue el encargado de asesorar la estructuración de la ONU y sus organismos.

La Segunda Guerra Mundial, así como el trabajo del International Committee on Scientific and Cultural Cooperation, provocaron el cambio en la forma de entender la cooperación internacional. Fueron los éxitos del ICSCC los que llevaron a EE. UU., y luego a las demás naciones, a utilizar el intercambio científico y tecnológico como herramienta geopolítica para ejercer control sobre los países.    Al convertirse en una herramienta política la cooperación internacional en ciencia y tecnología, los individuos dejan de ser los actores principales del intercambio, y los estados, al igual que las organizaciones , pasan a tener un rol principal en éste. 
Atendiendo a sus intereses geopolíticos, Estados Unidos, utilizando como instrumento de política exterior el ICSCC, cambió la concepción de la cooperación internacional en ciencia y tecnología.

jueves, 31 de marzo de 2011

Ensayo De Historia (bueno, intento de ensayo....lo hice en una horas y bajo los efectos del café))

Ensayo sobre los acontecimientos en Fukushima
El 11 de Marzo, un terremoto de 9.0 grados Richter tuvo lugar en las costas japonesas, trajo consigo una serie de desastres que en conjunto ha cobrado la vida de 9,487 personas y desaparecido a 15,617.
 La atención global se centró, desde entonces, en lo que sucedía en el país asiático, siendo la situación de los reactores nucleares de Fukushima Daiichi y Fukushima Daini protagonista del debate actual. 
A lo largo de los últimos días, hemos sido testigos del trabajo del gobierno japonés y de la empresa TEPCO para enfriar los reactores y evitar una catástrofe mayor con secuelas ambientales, sociales y económicas severas. Los grupos sociales se han empezado a preguntar sobre la viabilidad de la energía atómica, no sólo económicamente(más centrado a corto plazo), sino ambientalmente (a largo plazo).
Parece ser la pregunta principal de las organizaciones civiles, así como de la sociedad en general, “¿Es correcto utilizar la energía nuclear?”; hay que admitir que no está de más este cuestionamiento. Desastres como el de Three Mile Island o Chernobyl dejaron una honda huella en la historia, al igual que ambientalmente, mostrando uno de los lados más negativos de la energía nuclear: los accidentes y su repercusiones a corto y a largo plazo. Aunque no muy comunes, los accidentes nucleares son una gran amenaza para la sociedad, ya que sus efectos no son locales y de duración corta, sino más bien, son de efectos mundiales con larga duración.
En el lado ambiental y sanitario,  las partículas radioactivas son acarreadas por la lluvia y el viento, permitiéndoles contaminar grandes extensiones, y además se incorporan con facilidad a las cadenas tróficas. Básicamente hay dos tipos de partículas radiactivas, las de vida media corta y las de vida media larga. Las de vida media corta no permanecen mucho tiempo en el ambiente, más sin embargo, sus efectos  son inmediatos e intensos. En cambio, las de vida media larga, ya que se desintegran a una tasa mucho menor, sus efectos son nulos al corto plazo, pero se mantienen durante décadas en las cadenas tróficas lo suficiente como para alterar a gran escala poblaciones enteras. 
En el lado económico, hoy en día con todas las macro redes económicas enlazando a un país con todos los demás, una interrupción en la dinámica económica regional trae consigo el colapso en cadena de los sistemas de producción mundiales. Hemos sido testigos de los efectos “Dominó”, “Tequila”, etc..., en este sistema altamente globalizado. Y un accidente nuclear representa: producción de menos energía, implementación de medidas de protección (traslado masivo de personas, interrupción de actividades, mayor control en las importaciones, en  entre otras medidas) que tienen un costo y el manejo de las secuelas del incidente (contaminación de tierras, cuerpos acuáticos, afecciones humanas, etc. ). 
Como mencioné anteriormente, los accidentes nucleares del pasado (como por ejemplo Three miles Island, en Estados Unidos, y Chernobil, en Ucrania, en ese entonces integrante de la Unión Soviética), ya habían mostrado lo complicado que es tratar con este tipo de energías, pero más importantemente, significaron el inicio de la preocupación masiva por la energía nuclear. Antes de ellos eran, lo que el discurso del presidente Norteamericano Dwight Eisenhower mencionaba, átomos por/para la paz, una forma segura, “limpia”, y sobretodo, rentable. Pero la realidad dista mucho de ese discurso, ya que desde 1979 no se ha construido planta nuclear alguna en EEUU
, aún cuando este país era líder  del discurso pronuclear de los años 50 y 60. La razón es sencilla: no son tan rentables los reactores nucleares como dicen serlo. A corto plazo la inversión necesaria es bastante grande, y su rentabilidad a “largo” plazo se ve disminuida por el constante mantenimiento y disposición de los desechos nucleares. Sólo algunos países siguieron optando por esta alternativa, sobretodo quienes su situación geográfica y energética los obligaban. Además, la preocupación por el medio ambiente ha ido creciendo en las últimas décadas, la popularidad de las energías verdes/renovables ha alcanzado su clímax gracias al las discusiones del cambio climático, y  es justamente el manejo de los desechos nucleares, donde se ve gravemente mermada la confianza de la sociedad en la energía atómica. 
Entonces, el debate actual nace en un contexto donde la sociedad no está conforme del todo con la producción de energía mayoritariamente usada(combustibles fósiles y energía nuclear),  si a esto le sumamos el control que tienen los medios en la opinión pública sabiendo la parcialidad de estos mismos,  la energía nuclear tiene todas las de perder en este debate; y no sólo la energía nuclear, sino también, La Ciencia en general (hablando de la ciencia en el discurso que ha sido “vendido” a la sociedad, de ahora en adelante me referiré así del concepto): ¿Qué sucedió con la energía limpia y segura que fue prometida en los años 60’s?.  
El resultado es la satanización de la energía nuclear y la condena a su uso sin pensar que sino cambiamos nuestra forma de desarrollo y crecimiento, no podremos mantenernos una vez que los combustibles fósiles empiecen a escasear. Lo que se requiere son cambios a largo plazo, un país no puede simplemente suprimir (inmediatamente) la producción de un 20 o 30 por ciento de su energía eléctrica sin comprometer su estabilidad económica y la del sistema global. Es un problema mucho más grave y complicado que involucra factores sociales, económicos y ambientales. 

Dejemos de concentrarnos en lo económico del debate, y centrémonos en la parte discursiva y del trasfondo ideológico de este. ¿Qué significa esta inconformidad social creciente hacia la energía nuclear? 
Podría verse como el cuestionamiento del discurso nuclear de las décadas pasadas y cómo un cambio de paradigma. Se pensaría que la gente se desencanto un poco con una parte de La Ciencia, el concepto  que había sido promovido por el Estado y por los mismos científicos está temblando, si se me permite la expresión; La Ciencia se equivoca, La Ciencia no comprende todo y sobretodo, La Ciencia puede crear problemas y constantemente los está creando. 
Los medios en esto juegan un papel decisivo: cambian la opinión pública radicalizándola o templandola. Además, muchos políticos, así como partidos políticos, aprovechan estos acontecimientos para ganar popularidad, hay muestras de esto en todos los países, siendo Alemania un perfecto ejemplo.  Angela Merkel y su partido, el CDU, sabiendo que su popularidad había bajado y que se acercaban las próximas votaciones, aprovecharon la crisis japonesa para aumentar la simpatía del pueblo alemán para con ellos: semanas antes habían prolongado la vida unos reactores nucleares, pero ante lo sucedido en Japón, cambiaron y radicalizaron su postura, deteniendo la actividad de esos reactores e impulsando un debate acerca de la moralidad del uso de la energía nuclear.
La población está tendiendo a etiquetar y categorizar las ideologías científicas y sociales,  “partidos liberales y de izquierda apoyan energías verdes, partidos de derecha apoyan energías fósiles y nucleares”, muchas veces estas categorizaciones no están bien fundadas o se basan en mera costumbre.
Aunque esta mal pensar que la sociedad ha dado la espalda por completo a La Ciencia, más bien ha volteado en otra dirección. Sigue pensando que la ciencia es la que le tiene que dar la solución a los problemas que surjan, en especial a la sustitución de los combustibles fósiles sin perder el ritmo de crecimiento actual.  
Pero el problema mayor es que la sociedad al haber aceptado como cierto el discurso de la ciencia objetiva, solucionadora de problemas y apartada de la subjetividad social, ha querido tomar un papel menos activo en las decisiones y le está relegando a la ciencia y al Estado sus responsabilidades, sin ver  que las decisiones deben de ser tomadas en conjunto, ya que todos somos parte de una sociedad.  He aquí el cambio necesario de paradigma, y que acontecimientos como el de Fukushima I y Fukushima II permiten y aceleran, al conscientizar a la gente de que “La Ciencia” si genera problemas y que no siempre lleva por el camino del mejor desarrollo.