Cuanto se extraña esa brisa, ese ambiente, en la ciudad fatigada por el ajetreo, que aunque se mueva, hácelo sin su gracia. Parece que solo se respira estrés, un falso aroma a hogar, quimera de nuestra civilización y parámetros. Se observan apócrifos astros turbando el esplendor nocturno, así como suelos remplazados sin necesidad. Nos elevamos sin tener el derecho, avasallamos a los demás seres, creemos conocer el mundo mejor haciendo reglas "universales" que solo calzan a nuestra borrosa realidad
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