Hace falta ese aire fresco, ambiente húmedo típico de la naturaleza, el cual no sólo refresca sino que alivia, satisface y muestra una salida a nuestro bochorno rutinario. En este instante siento esa brisa prometedora, me maravillo con su simpleza... cuanto quisiera ser árbol para que mis ramas se mecieran con ella y danzar eternamente en su cortejo continuo, sin ceder, cediendo.
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